Antes de la llegada de los europeos, había en el continente que hoy llamamos América uno de los mosaicos humanos más variados del mundo, conformado por numerosos grupos raciales, lingüísticos y culturales. Había más de mil setecientas lenguas, y la variedad de tipos humanos es evidente si comparamos, por ejemplo, la alta estatura de los siux de Norteamérica (1,80m = 6 pies) con los motilones colombianos y venezolanos (caribes), que apenas alcanzan 1,40m (cuatro pies y dos pulgadas). Es imposible describirlos a todos en un documento breve. Lo que aquí se intenta es presentar algunas facetas de diferentes grupos originarios para dar una idea general de su gran diversidad.
Los taínos: La expedición de Colón se encontró en primer lugar en el país de los taínos, lo que hoy llamamos Las Bahamas, La Española, Puerto Rico y Cuba (isla que compartían con los siboneyes). Aunque con características lingüísticas y costumbres diferentes, taínos y siboneyes eran pueblos pacíficos de pescadores que se tansportaban en canoas de diversos tamaños, generalmente labradas en una sola pieza. Algunas tenían capacidad para cuarenta remeros. Las familias vivían en casas de palma o de caña que llamaban caneyes cuando estaban sobre la tierra, o barbacoas cuando se construían sobre una plataforma de estacas, en las tierras pantanosas. Las barbacoas se usaban principalmente para guardar comida, por ejemplo la yuca, y evitar que se deteriorara. A menudo varias familias vivían en un caney, y las casas se organizaban en torno a una plaza central. Allí se celebraban con frecuencia fiestas y rituales, en los que se danzaba, se hacían representaciones teatrales con carácter poético e histórico, y se quemaba tabaco como incienso o se fumaba ritualmente en largas pipas de madera. Los jefes políticos se llamaban caciques. La mayoría de los miembros de estos grupos pacíficos desaparecieron pocas décadas después de la llegada de los europeos, asediados por la esclavitud, la violencia y las enfermedades para las que no estaban preparados fisiológicamente, tales como la influenza y la sífilis. Hoy, sin embargo, hay un creciente número de activistas buscando recuperar las raíces taínas
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